No derrochemos el viento que suave mece
las almas de los que nunca duermen
las almas de los que nunca duermen
ni agotemos la brisa que acaricia
caer del cielo.
cojámonos de la mano y hablemos
mientras se acaba el tiempo.
El espejo nos devolverá el reflejo
de nuestro descontento,
inasequible al desaliento,
como mis lágrimas que aún mojan la tierra,
como mis suspiros que aún denotan pena.
Nunca, nunca más, me digo
Y acaso me oigas, acaso comprendas,
renuncies a todo sin falsas promesas.
Escucha el lamento, escucha el latido,
retumba en el cielo y deshace las nubes.
No derrochemos el viento, por favor, no lo derrochemos.
Ahorra la brisa, ahorra la dicha,
no malgastes el fruto de la esperanza,
retén con constancia, el esfuerzo no es vano.
Mírame a los ojos y miente de nuevo,
mentiras viejas con palabras nuevas
mientras se acaba el tiempo.
(29/12/99)
(29/12/99)
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