sábado, 4 de agosto de 2012

Nadie

Nadie que te escuche un momento, nadie.
Nadie que te ofrezca su aliento, nadie.
 
Te miran y no te ven, te tocan y no te sienten,
resbalas sobre su piel lustrosa de fino desdén,
te hundes en el cieno en busca del milagro,
milagro que nunca llega.

Soportas sin rencor la fría indiferencia
pues… mañana será mejor.
Y al final… una mirada atrás,
un rumor lejano de la batalla que se perdió,
las lanzas que chocaron y se olvidaron,
temblor, rabia y sudor,
porque el ayer como el hoy, nunca fue mejor.

Nadie que te escuche un momento, nadie.
Nadie que te ofrezca su aliento, nadie.

(02/04/01)

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