domingo, 30 de septiembre de 2012

¿Lenguaje positivo?

El otro día asistí a un seminario dónde entre otras cosas intentaron mostrarnos las bondades de dar a los demás siempre  un feedback positivo,  a criticar constructivamente y a comunicar nuestras ideas evitando palabras que impliquen negación. Es decir, cambiar un  “no puedo hacerlo” por un “lo haré lo antes posible”, un “es imposible” por “trabajaremos en ello y veremos lo que se puede hacer”. Mientras practicábamos reformulando frases escritas en negativo para transformarlas en mensajes positivos, me acordé de ese clásico juego del  “ni si, ni no, ni  bien ni mal”  en el que tienes que evitar contestar con esas cuatro palabras al bombardeo de preguntas al que te somete el oponente. El que ha jugado alguna vez, ya sabe lo difícil que es. Parece que tenemos un cerebro programado para ciertos automatismos que resulta muy complicado cambiar.

No voy a negar la utilidad del lenguaje positivo y de todas esas demás técnicas de motivación, coaching o lo que sea que ahora esté en boga sobre todo en el mundo empresarial, pero es evidente que como cualquier otra cosa llevada al extremo, forzando y negando la naturalidad del ser humano, pueden llegar a rozar el ridículo. Eso es lo que en mi opinión sucedió cuando uno de los participantes a este seminario, tan preocupado por no poder decir nada que oliese ni de lejos a negación, le espetó a otro participante que acababa de hacer una presentación sobre un tema la siguiente frase: “tienes un amplio margen de mejora”...

Creo que llegar a un punto dónde importa más la forma del mensaje que el contenido es peligroso y no  tiene nada que ver con el positivismo sino con los eufemismos que llevamos usando toda la vida.  Se trata de hacer las cosas con un propósito, no sólo de jugar por jugar. Tengamos cuidado con arrebatar el fondo al mensaje, no olvidemos que cuando hablamos es para comunicar algo, si esa no es la finalidad, tal vez sea mejor permanecer callado.

1 comentario:

  1. Sí al lenguaje positivo ;) Totalmente de acuerdo con que en los extremos no se puede estar siempre. Ahora bien, en mi opinión para que algo te salga natural has de forzarlo muchas veces al pricipio y esto es aplicable a deportes, lenguaje, idioma, etc. Yo trato de aplicar el lenguaje positivo continuamente (no siempre lo consigo, aún sigo aprendiendo...), pero en mi opinión no se trata de evitar en "no", sino de precederlo de algún "sí", para que el "no" sea recibido como constructivo, no como destructivo. Es un muy buen primer paso para tratarte con más cariño a ti y a los demás ;)

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