miércoles, 23 de enero de 2013

Relato: Mi planeta de flores

Mi planeta es pequeño y hueco por dentro.

Tan pequeño que casi me salgo de él cuando me desperezo con la luz de la mañana, saludando a la estrella que da calor, y tan hueco que si hiera un agujero sobre él y aplicara mis oídos oiría el ruido de las olas como se oye en una de vuestras caracolas de mar.

Claro que en mi planeta no hay olas ni mar, pero sí hay flores de vivos y alegres colores que compiten entre ellas para ver quién es la más bella. Como un montoncito de señoritas presumidas despliegan sus pétalos cada mañana ofreciéndose al mundo aparentando fragilidad e inocencia cuando la verdad no son más que un grupo de vanidosas y arrogantes mujercitas.

Lo se mejor que nadie porque a mí me toca regarlas cada mañana y escuchar sus fatuas e insulsas charlas  y sus insultos (sí, también) cuando están de mal humor y comienzan a meterse unas con o tras con tanta saña que a menudo he tenido la tentación de castigarlas negándoles el agua.

Pero sería tan triste verlas marchitarse, agonizando de sed, sufriendo con cada pétalo caído y llorando por los colores que se desvanecen. Seguro que yo también lloraría y de mis lágrimas en la tierra germinarían plantas no tan bellas que siempre me recordarían el aciago día en que un impulso acabó con el color en mi planeta.

Por eso las riego cerrando mis oídos a sus tonterías y disfruto cuando ellas se abandonan al placer de las gotas resbalando sobre sus hojas o su tallo, haciéndoles tantas cosquillas que se retuercen de gusto y suspiran de placer..

A mí me gusta, porque los suspiros de las flores huelen. Y es un olor tan maravilloso el que te acaricia el interior de la nariz y se expande por todo el cuerpo que sientes deseos de reir y reir sin parar. La fragancia se queda flotando en el aire esperando que la respires a bocanadas. La notas bajo la piel, cada vez más intensa y te parece imposible que puedas retenerla sin estallar. El olor hace  presión en la punta de ls dedos, bajo las uñas y sientes deseos de arañarte y agujerearte para desinflarte como un globo porque no aguantas más la presión. A la vez parece que te elevas sobre el suelo, que puedes llegar volando o más bien nadando a la estrella que da calor y tocarla y sentir todos los sentidos del Universo. Entonces solo puedes cerrar  los ojos y sonreir con una sonrisa que podría durar cien años.

Por eso las riego, porque en el fondo soy tan egoísta como ellas y solo pienso en mí y en mi cuerpo y en mi alma. Y sueño que soy buena en mi planeta pequeño y hueco. Pero en realidad solo soy feliz, solo feliz.

22/04/97






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