jueves, 21 de febrero de 2013

Congelando el tiempo


Despertaré con deseos de…
Una mota de polvo en el espacio eterno…
El tiempo congelaré.
Congelaré el tiempo para sentir siempre tus besos.
No se lo que es llorar, pero tiemblo, un momento.
Lloro, un suspiro.

Ese rayo ocioso teje mantos imposibles al pasar entre las hojas frondosas.
Esa hoja recién nacida tiembla en la brisa.
Aún no domina el compás de la colmena, a capricho del viento.
Sin rozarse pero juntas, nana de primavera.
Es una tarde de preguntas.

Contra el cielo se recorta la silueta inquieta de una melena suelta
que ese soplo de aire se afana en peinar.
Cabellos sedosos y ondulados se despliegan y flotan,
hacen cosquillas a las nubes al pasar.
Sonrío.

Ese tronco macizo, sereno, ajeno al tic-tac del tiempo, imponente, bello,
todo lo sabe porque todo lo ha visto,
nada le sorprende ni a nada teme.
La vida es infinita mientras dura.
Tenemos todo el tiempo que existe, no hay más.
Si vamos o si no, la espera es lo importante.
La certeza de tu presencia, la confianza en tu recuerdo.

A veces parece que tus dedos me buscan o me señalan,
a veces dan ganas de bailar con ellos.
Si me abrazaras, me quedaría para siempre.
Hueles al agua del rocío mañanero.
Si me sonrieras, sería tuya para siempre.
Tienes el tacto del trabajo duro bien hecho,
del esfuerzo y la energía,
también el de la delicada seda resbalando tibia entre los dedos.
Estás aquí a costa de otros,
tu fuerza es la fuerza del superviviente,
del que nunca se rinde, y acepta plácido la confrontación y la indiferencia.
Sabes a sal, sabes a azúcar,
como una taza de té, reconfortas el ánimo.

Ojalá supiera dibujar o pintar, pero solo se mirar.
Ojalá pudiera cantar en tu música, pero solo se escuchar.

Si lloro y absorbes mis lágrimas ¿eso es amor?
Si me tumbo a tu lado y me cobijas del sol, ¿significa que me das la razón?

Aunque sea una ilusión, tus cuidados son una bendición.
Si hablaras y dijeras mi nombre…
Congelaré el tiempo, aprenderé a hacerlo cuando llegue el momento.
Si este instante dura para siempre, nunca podrás decirme adiós.




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