lunes, 11 de noviembre de 2013

¡Mi primer pan!








¡Qué orgullosa estoy! Esta es la primera vez que hago pan en mi vida. 

Es lo que tiene ser novatilla, aficionada y autodidacta en tantos campos, ¡¡puedo disfrutar de muchas primeras veces!! Porque la primera vez que haces algo y te sale bien siempre te proporciona una sensación especial y te deja un recuerdo inmejorable al que además, puedes recurrir en el futuro en momentos no tan felices.

Vamos, que estoy encantada con mis hogazas de pan y ¡nadie me puede quitar el subidón!

No digo que cuando dominas algo, ya no lo disfrutes, pero son placeres diferentes.









  1. Por un lado se colocan 750 gr de harina tamizada en un bol de modo que forme un volcán.
  2. Aparte, en un poco más de la mitad de agua templada (400 ml) se disuelve una cucharadita de sal y unos 14 gr de levadura de panadería (sí, tiene que ser de panadería). El agua no debe estar tampoco excesivamente caliente o la levadura morirá. Notaréis que la levadura empieza a burbujear y vertemos la mezcla en el centro del volcán.
  3. Empezamos a mezclarlo todo con un tenedor y después pasamos a las manos hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. En ese momento la colocamos en una superficie enharinada y comenzamos a amasar. Cuanto más se amase más lisa y elástica quedará la masa. Unos 15-20 minutos mínimo. Si os gusta como a mí "meter las manos en la masa" este proceso os encantará. Hay muchas páginas en Internet dedicadas al proceso de amasar y decenas de técnicas (amasado circular, normal, amasado francés...). Lo mejor es que busquéis la que más se adapte a vosotros. A veces en la sencillez está la clave. Yo he utilizado la técnica de mi abuela que no tengo ni idea de como se llama pero es la que he visto hacer desde siempre.
  4. Una vez hecho ésto, colocamos la masa en un bol untado en aceite y lo cubrimos con film de cocinar y un trapo y lo dejamos fermentar unas dos horas en un lugar templado. En este tiempo, la masa doblará su volumen.
  5. Con la masa al doble de su tamaño la sacamos del bol, amasamos unos minutos metiéndo siempre hacia dentro y girando, hasta formar una bola que volvemos a dejar en reposo unos 15 minutos.
  6. Ahora viene el paso de darle la forma al pan. Cortamos la masa en 4 trozos (son las hogazas que yo he hecho, pero si las queréis más grandes o incluso hacer uno sólo no pasa nada). Eso sí, si se divide la masa, hay que hacerlo cortando con un cuchillo y no estirando hasta romper la masa con las manos.
  7. Le damos forma al pan (o panes) y los dejamos en la mesa enharinada cubiertos con un trapo a que se produzca el segundo fermentado, una hora aproximadamente.
  8. Ahora viene lo más fácil, hacemos unos cortes en la superficie con un cuchillo bien afilado (supuestamente ésto favorece que se forme una buena corteza) y metemos al horno que debe estar muy caliente (230-250º). Es conveniente que en la parte inferior del horno haya una bandeja con agua para aportar humedad (ésto también favorece la formación de corteza). Dejamos cocer unos 20 minutos y luego, ya sin la bandeja dejamos otros 20-30 minutos a temperatura algo más baja (180-200º).


Aunque os venga la tentación es mejor dejar que se enfríe el pan antes de hincarle el diente (aunque es difícil resistirse, entre la buena pinta y el olorcillo...). Al día siguiente estará aún más rico. 

¿Sabéis que el pan si está bien hecho, al golpear su corteza suena a hueco? 






































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