jueves, 15 de diciembre de 2016

Autómatas de escritorio

No más conversaciones utilitarias,
no más palabras llenas de intención
ni ruedas empujadas por el interés.
Mejor callada que utilizada.
No más sentimientos equivocados.
Mejor sola que mal acompañada.

Este entorno hostil cargado de silencios
me engaña si no estoy alerta y bajo la guardia.
El eco de mis palabras rebota en oídos taponados,
mis preguntas bailan suspendidas en el aire
hasta que corto el hilo que las sujeta y flotando llegan al suelo.

No más charlas de ascensor,
no me importa si llueve o hace calor
Mejor maleducada que ninguneada.
Si no hay interés, ¿Por qué interesarme?
Si no hay corazón, ¿por qué molestarme?
Se acabó.

Este rincón lleno de ficus que respiran y poco más
no va a eclipsar a mi jardín interior.

Autómatas de escritorio, eso es lo que son.





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